¡Qué tiempos despiadados!
Los que afronta un hombre
¡Que despiadados y sin nombre!
Duros, tristes y condenados,
infelices y depravados,
injustos y corruptibles,
en tiempos tan temibles
¿Qué soy?, sino una rama
que flotante avanza sin fama
en la corriente de agua incorregible.
“Vamos a ver si logras sentir
el llamado amor a los andes,
pues tendrás lo que demandes
y tú mismo has pedido sufrir,
a la fría sierra deberás ir”,
eso fue lo que me dijeron
nada más hablaron y se fueron
arbitrariamente fui juzgado
de mi ciudad fui alejado
a la alta montaña condenado.
Poco a poco me alejo
siguiendo este trayecto
pasando montañas voy directo
donde las lagunas son el reflejo
de un cruel mundo viejo,
se apaga mi sueño y deseo,
y a través de la ventana veo
que se acaban las veredas
trastabillan las ruedas
voy preso como reo.
Amor a los andes no siento
injusto es mi castigo
como criatura que nace sin abrigo
destruido voy sin cimiento;
sierra , más sierra y mucho viento,
con temores enquistados en mi mente
en silencio voy como ente
a mi prisión fría y rocosa
injusta , triste y llorosa
donde espero hallar una fuente.
¡Que crueles mis castigadores!
al imponer su voluntad
no tienen idea de la piedad,
son reales mis temores
tendré una vida de horrores
en una vieja cabaña
donde la civilización se extraña
caña, adobe y esteras
ni muebles ni literas
tendrás que usar tu maña.
Y me hago a la idea
de que esta condena
que empieza su faena
será una dura pelea
contra la sierra que me rodea
como siempre me organizo
limpio techo, pared y piso
preparo de paja una cama
mi frazada de lana de llama
todo sobre mi catre plegadizo.
Entre voces en lo oscuro
llega la fría y tenebrosa noche
con ella la soledad y reproche
pienso en mi futuro
triste e inseguro,
la noche me recuerda
que atado estoy con una cuerda,
con fuerza cae la tempestad
con granizo y sin serenidad
los recuerdos hacen que me remuerda.
¡Oh Dios mío sagrado!
Te aclamo esta noche
se siente frío y soroche
no estoy acostumbrado
me siento aterrado
aunque me debo reponer
no puedo detener
las lágrimas de mis ojos,
mis alegrías están lejos
mis tristezas intento posponer.
De nuestra humanidad
somos inevitablemente dueños
pero también esclavos de este sueño
a no acertar con la verdad
engañados por la maldad
la crueldad se reúne en asamblea
soledad por donde vea
y el frío me tortura
con silencio y amargura
recia la sierra me apedrea.
No es la lluvia la responsable
pero toco mi piel y estoy mojado
por terror yo he sudado
por temores impensables
por injusticias incomprensibles
por falsas voces que murmuran
¿qué cosas peores me esperan?
Siendo este el primer día
¿Triste y lenta será mi agonía?
¿Por una injusticia me destruirán?
Mis preguntas se acaban
al igual que la noche
y al amanecer despierto
desvelado y abatido
hambriento y confundido,
¡todavía me siento como un muerto!,
agua helada sobre mi cara vierto
se manifiestan mis afecciones
el aire que llena mis pulmones
parece no ser suficiente.
Me canso rápidamente
tengo débiles palpitaciones,
recorro con la mirada mi alrededor
un pueblo de casas vacías
agricultores por doquier,
en aquel frío amanecer
el viento y sus suaves caricias
que heladas anuncian desgracias
pobladores escondidos en sus viviendas
no hay mercados ni tiendas.
No hay nada que comer
tengo mucho que temer
vivo una tenebrosa leyenda,
le pregunto a un campesino
el cual sin interés señala
al pórtico de una chozuela
común en el paisaje andino,
agradezco y sigo mi camino
voy en dirección a la casa
siento el calorcito de una braza.
a ver si encuentro alimento
un poco de comida para mi sustento
ahora que está tan escasa.
Armando dijo:
Buenos días soy Armando
le he venido a comprar
unos víveres para desayunar,
una tienda buscando
desde temprano por aquí ando.
Matilde contesta:
Un saludo jovencito
como ha llegado tempranito
le invito a desayunar
entre a mi humilde hogar
tome asiento tranquilito.
Armando dijo:
Muchas gracias linda señora
le pagaré todo sin demora
este frío me devora
usted es un ángel en mi camino
me salva de un terrible destino.
Matilde contesta:
Tome asiento en mi mesa
lo acompañaran mis hijas con su belleza
le servirán leche caliente
panes ricos y crujientes
con avena dulce y espesa.
En estos momentos
estoy tan agradecido
como sorprendido
aún hay personas de buenos sentimientos
que viven sin ambiciones ni resentimientos
muchas gracias se lo digo afectuosamente
con todo el corazón y sinceramente
luego de un saludo me retiro
de nostalgia tengo un suspiro
de alegría vuelvo a estar carente.
De vuelta a mi refugio
lo limpio en cuanto puedo,
todo queda ordenado y aseado
semejante a un salón de colegio
me merezco un digno elogio
tomo madera y acero
y en la entrada cuelgo un letrero:
“clases para analfabetos”,
por lo cual afrontaré muchos retos
porque tener alumnos es lo que espero.
Ahora que me doy cuenta,
que nunca estuve en silencio
puedo escuchar el sonido del viento
contemplar el cielo un momento
el mundo oscila como un trapecio
ayer era grande como un edificio
hoy mi vida se torna dramática
sin energía eléctrica
sin ninguna tecnología
solo en mi triste agonía.
Abandonado en mi pena fatídica
me acuesto con incomodidad
así pasa otra oscura noche
en la mañana despierto con soroche
me azota el clima sin piedad
camino para enfrentar la calamidad
me ve un campesino
y me detiene en el camino
saca una extraña hierva
me dice que la absorba
y me siento ágil y mejora mi destino.
En el camino me encuentro
con unos niños tiritando de frío
ayudarlos será un desafío,
muy pequeños ni siquiera de un metro,
quisiera convertirme en su maestro,
en un lugar donde el hombre es extraño
la naturaleza le causa mucho daño
tengo que hacer algo por ellos,
hambrientos, tristes y friolentos niños,
corto una rama y les enciendo un leño.
Contemplo sorprendido
la humildad y pobreza
y sé que tengo la destreza
y estoy comprometido
para ayudar al pobre y desposeído
debo ganarme su confianza
para mi labor de enseñanza
empezar con mucha voluntad
aunque tendré dificultad
cumpliré con honor mi ordenanza.
Voy de casa en casa
avisando de mi servicio
pues no he tenido suerte en este oficio
servir hidalgamente es una promesa
alcanzaré con mis méritos una proeza
no habrá de mi ninguna queja
en la cabaña vieja
pongo un letrero
lucharé contra la ignorancia como justiciero
y mi trabajo será su moraleja.
Empezaron a pasar los días
y nadie llegaba a estudiar,
a nadie le parecía interesar
nadie me daría las gracias
su preocupación eran los productos y mercancías
su vida eran sus costumbres plenamente,
descubrí oportunamente
que su confianza en mí debo ganar
que sus temores debo desmarañar
para que vengan alegre y voluntariamente.
Salí por el pueblo a caminar,
mucha tristeza encontré,
tanta que casi lloré,
pero la quiero enfrentar,
dar todo de mí y ganar;
lograré superar esta traba
mientras cabizbajo andaba
vi a un anciano en el suelo
un conmovedor vejezuelo
que me invitó un maíz que degustaba.
Mientras comía me di cuenta
que en el pueblo él era el mayor,
aposté entonces sin temor
a su lado empezar mi afrenta
que de nadie mi cara quede exenta
pues todo el que pasaba
lo conocía y le saludaba
a mí también me reconocían,
desaparecieron las dudas que me agobian
y a los muchachos a mi academia invitaba.
De inmediato decidí
una silla fabricarle
para que esté más confortable
con clavos la madera fundí
y en su lugar la silla añadí.
Atilio:
Sentarme aquí es mi pasatiempo favorito
te lo agradezco muchachito
me has hecho una silla hermosa
la tendré en la entrada de mi casa,
de verdad te agradezco mucho el favorcito.
Armando:
No me agradezca
usted se lo merece
cuando un hombre envejece
se llena de nobleza
no apoyarlo sería una vileza.
Atilio:
Yo muchos hijos tengo,
de ninguno de ellos me sostengo
desde ahora serás mi hijo
cuando llegaste Dios me bendijo,
de entre los demás yo te distingo.
El anciano desde ese instante
ante todos me presentaba
con gusto me homenajeaba
de manera casi alborotante
y eso era emocionante
mi enseñanza empezaron a solicitar
le dije cuando podían empezar,
en su mayoría jóvenes
todos con intenciones
de educarse y estudiar.
Sin embargo me di cuenta
de que no era suficiente
la deserción se hizo inminente
el analfabetismo para mi es una afrenta
y lucharé contra él de manera viable,
vienen una vez y no regresan
y siempre se excusan
en que lo hacen por atender sus cultivos
entiendo claramente sus motivos
por sus alimentos es que se preocupan.´
Tomo la gran decisión
de involucrarme en las cosechas
y pasar junto a ellos sus desdichas
les enseñé de riego y recolección
y obtuvieron mayor producción
conforme los apoyaba
más a mi academia llegaban
me alegré de mi trabajo
todos en el pueblo me piden consejo
y los alumnos en clase me abundan.
Me siento como un padre
cada día aprenden más,
las chacras más repletas
de grandes hortalizas y maíces,
a las clases toman interés
mi labor empieza a tener acogida
se van contentos a la hora de salida
fue entonces que me di cuenta
que en mi salón el romance también tienta,
Nimio y Ofelia inician juntos una vida.
Armando:
Nimio, ven un momento hijo,
¿sabes lo que haces?
No hallarás más bello que los amores
si lo sientes de corazón
y con sentimiento, del alma es el mejor alimento.
Nimio:
Debo decirle mi capitán
que con Ofelia tengo un buen plan
porque me siento muy enamorado
estoy feliz e ilusionado
y esta alegría me sube como volcán.
Armando:
Si es amor lo que sientes
se responsable de tus actos
tú sabrás si son verídicos
no quiero que luego afectes
su corazón cuando la sueltes,
terminen pronto su paseo,
de mi parte, te deseo
un exitoso futuro
que sea fuerte como un muro;
hasta luego, no más te discurseo.
El fresco y exquisito viento
de la fría montaña maravillosa
marrón, blanco y además nevosa
se escribe como un cuento
que tiene romántico argumento,
delante del paisaje esta Maribel en lindos paños,
¡que bellos cabellos castaños!,
¡que provocativa boca rosada!,
que por mí ya es idolatrada
tanto que podría verla por años.
Armando:
Soy tuyo como son tuyas tus manos
que solo existen para complacerte
me nace con amor enaltecerte
poco a poco de pasión infestándonos
cada vez más sorprendiéndonos.
Maribel:
Con tus palabras me dejas casi derretida
ángel de mi vida
mi corazón te regalo
tómalo que no es malo
y encuentra conmigo la salida.
Armando:
¿Me das la oportunidad
de demostrarte mi amor?
No tengas ningún temor
no me muestres tu vanidad
hablemos con serenidad.
Maribel:
Me alistaré con mi hermana
la próxima semana
será la fiesta del pueblo
celebraremos al otro lado del establo
y bailaremos mucho en la jarana.
Por tan solo verla
me siento contento
en la fiesta bailaremos lento,
resplandecerás como una perla,
imagino como tu cuerpo se mueve y baila,
este baile es solo nuestro
se inundó de luz su rostro
como una flor infante
con un tono muy galante
en la fiesta por ti me postro.
Luego de un rato tiernamente nos despedimos
y paso a paso se aleja
mi mente al pensar en ella se despeja,
¡Que puro amor el que sentimos!,
Es azúcar que en nuestra vida vertimos,
me siento muy optimista
aún no desaparece de mi vista
pero ya la estoy extrañando
mi corazón se va ablandando
ella es la razón de que yo exista.
Estos son momentos que me hacen olvidar
los recuerdos que me atormentan
de aquel día de mi juicio
maligno como maleficio
las mentiras que argumentan
son las que me amedrentan,
la novia que tenía ese día me dejó
casi asqueada se alejó
totalmente solo quedé,
nada que hacer se puede
ante nadie yo me quejo.
Una fuerte depresión
que jamás pensé superar
poco a poco de esta me puedo liberar
a manera de secreción
de la cual no necesito ninguna porción,
en ser profesor me voy a empeñar
soy tan feliz al enseñar
otra vez estoy enamorado
me siento ya curado
del constante desdeñar.
Una mañana de sol brillante
los días han pasado
la fiesta del pueblo ha llegado
me parece muy interesante
y no necesita ser elegante,
busco a Maribel entre la gente
y se ve reluciente
vestida de arcoíris
una deslumbrante síntesis
de la belleza inminente.
La tengo agarrada de la mano
mientras bailamos y reímos
suspiramos y nos miramos
que cutis tan lozano
sin maquillaje ni pepino
busco en mi mente elogios
un “te amo” dicen mis labios
surge un abrazo y un beso,
un romance en exceso
que me hace olvidar todos los odios.
Me invitan a jugar un deporte
en una planicie en la cima
futbol jugamos con pasión
al ver que juego con vocación
la gente contenta me anima
de la alegría me sube la autoestima
de emoción tengo un derroche,
la yunza por la noche
yo más aferrado que abrazado
teniendo a Maribel a mi costado.
nada ya en mi destino le pone bache.
Un momento me distraigo y miro entre la gente
a lo lejos diviso a Nimio
muy acaramelado con su pareja
me alegra lo bien que festeja;
feliz momento en que todo varió,
tal vez mi castigo es mi premio,
de algún extraño modo
veo de otra manera todo,
soy afortunado de aquí estar
de poder convivir y observar
la naturaleza de otro modo.
De pronto ante mis ojos
una belleza se aparece
me da su rostro para que la bese
observo sus hermosos labios rojos
lástima que no tenga de flores un manojo.
Armando:
Me das una gran sorpresa
¡qué gran belleza tu rostro expresa!,
viniste a ver a tu hermana
eres una hermosa y deslumbrante dama
por favor siéntate a la mesa.
Maribel:
Por mi hermana vine y vendré
y todos los días nos veremos
cada día nos saludaremos
por las tardes llegaré
y de las notas de mi hermana me informaré.
Armando:
Tuve un momento que me sentía en el suelo
que regalo me da el cielo
soy tan afortunado de verte
será un placer siempre tenerte
y también si es posible entretenerte.
Ahora yo me acuerdo
quien anteriormente era,
lejos de aquí varios kilómetros fuera
tengo todavía el mal recuerdo
de lo que siempre estaré en desacuerdo
hubo momentos en que nunca miraba abajo
orgulloso de mi trabajo
contento de lo que hacía
con esfuerzo mi labor ejercía
así era yo cuando todo era alegría.
Yo soy un oficial graduado
como el mejor en mi promoción,
Dios y mi patria son mi devoción
por mi dedicación soy abanderado
como el mejor he sido alzado,
he marcado nuevos hitos
por mis buenos méritos
llegué al grado de capitán
no lo digo por hablistán
no existían para mi lamentos.
Siendo por Dios y por la patria
que yo he jurado
lealtad y honor en un estrado
quería por mi propia egolatría
lograr con mi trabajo la maestría
esforzándome y poniendo adrenalina
siempre con disciplina,
mi labor desempeñaba,
cada reto y cada prueba
eran parte de mi rutina.
Cuando estábamos formados
se presentó el comandante
siempre tan serio y elegante,
nosotros muy firmes y rudos,
él caminó a nuestros lados
su pecho con emblemas honorables
su presencia intachable
¿Quién sobre él podría dudar?
¿Quién a él querría defraudar?
Tan solo pensar hacerlo sería deplorable.
Todas mis intenciones
eran demostrarle mis facultades
mi buen trabajo y virtudes
eran mis grandes preocupaciones
dediqué todas mis acciones
a realizar lo que se establecía
en toda orden yo cumplía
en toda pregunta participaba
en todo ejercicio me anticipaba
todo reconocimiento me merecía.
Trabajando a diario
con óptimo desempeño
del campo era dueño
como fuerte legionario
cumplía todo petitorio
exacta y acertadamente
mi comandante sonriente
me encargó una misión
de importancia y precaución
que debía cumplir excelentemente.
A un cuartel muy alejado
a los elegidos nos llevaron
estuvimos atentos esperando la información,
“hasta aquí han llegado”,
nos dijeron: “duro han trabajado”;
¡Así es! - Contestamos altivamente;
nos dijeron inmediatamente
de una prueba de armas se trata
eran de empresas que el Estado contrata
para renovar nuestro arsenal.
Después de una extraña compra
nos seleccionaron para probarlas
sin tiempo para charlas
la tarea abrumadora
revisar cada ametralladora
abren fuego como un riego
y son excelentes armas no lo niego
dejamos nuestras firmas aprobatorias
y recomendaciones adulatorias
volvemos a casa con sosiego.
