Sentir tu brisa y humedad
mojándome poco a poco la ropa;
tierra de la quinua, kiwicha y papa,
y de niebla que no deja la visibilidad,
en este mundo carente de veracidad,
tu monte blanco poblado de hielo
es el regalo más hermoso del cielo,
ver mi montaña en tierra
en mi fría y preciosa sierra
que cuido con recelo.
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