Andes que con su rechazo
me han enamorado,
me han puesto apasionado
y no me voy de su regazo,
a las rocas yo me abrazo
y la montaña me compenetra,
un viento frío que penetra
incluso a la subjetiva alma,
un sentimiento de tranquilidad y calma
en el que nada falta y todo sobra.
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