Cuando estábamos formados
se presentó el comandante
siempre tan serio y elegante,
nosotros muy firmes y rudos,
él caminó a nuestros lados
su pecho con emblemas honorables
su presencia intachable
¿Quién sobre él podría dudar?
¿Quién a él querría defraudar?
Tan solo pensar hacerlo sería deplorable.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario