Es así que al cóndor comprendo
y a la vicuña hermosa
brincando de manera preciosa,
ambos del frío riendo,
ambos a la montaña adorando,
tierras de la chinchilla asustadiza
que levanta su cola que se eriza,
del puma escondido en la cordillera,
tierra bendita y próspera,
la tierra madre porque la anterior era nodriza.
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